martes, 24 de julio de 2012

·   Lamebotas es la forma vulgar de llamar al Retifismo, una de las filias que se encuentra entre las más de las 200 ya conocidas.
Desde tiempos remotos las conductas realizadas por alguna persona para obtener satisfacción se han visto como una perversión, un trastorno e incluso, un problema social mayúsculo, sobre todo si de sexualidad se trata. Muchas son las personas que recurren a ciertas prácticas y utilización de objetos que para ellos son sinónimo de placer; hablamos de filias.
Para la Psicóloga Beatriz Sánchez “son manifestaciones de la amplia gama erótica, es decir; son otras formas que llevan a sentir sensaciones placenteras apoyando a las capacidades que tenemos los humanos de sentir deseos, excitación u orgasmos. Y evidentemente que las personas que realizan algún tipo de práctica distinta para conseguir esas satisfacciones placenteras no pueden pensar si lo que hacen es normal o no”.
 Aunque parezca extraño, problemas sociales, pero, sobre todo, familiares son detonantes que desencadenan las filias en alguna persona, sobre todo cuando quienes presentan alguna de ellas han estado expuestos o experimentado algún suceso referente a lo que hoy en día les provoca placer; sobre todo en la niñez, esto puede haber marcado e influido en su comportamiento e identidad sexual en la edad adulta.
La sexualidad en México y en nuestra cultura se ha manejado como un tema tabú; como un tema innombrable, lleno de misterios del que solo los “pervertidos” hablan, quizá es por ello la existencia de alrededor de 204 distintos tipos de filias que solo los que practican alguna, conocen; filias que van desde la pedofilia (atracción hacia personas menores de edad) y la zoofilia (atracción sexual hacia animales) por mencionar algunas de las más comunes, hasta las menos conocidas como el retifismo, es decir; el fetiche por los zapatos.

Obsesión por un objeto
El fetiche es considerado en psicología como una devoción hacia diferentes objetos materiales, por lo tanto, el fetichismo sexual para la psicóloga Sánchez, “es la excitación erótica que lleva a lograr el placer, sentirlo e incluso poder llegar a tener un orgasmo mediante un objeto”; pero no solo los objetos se consideran fetiches, ya que el placer también puede conseguirse con una sustancia o parte del cuerpo.
Un fetiche según la psicóloga Sánchez, no necesariamente está ligado a un suceso “evidentemente podría haber algún suceso en la vida de la persona, pero no existe una motivación mas allá de que la persona reconozca los actos u objetos que le provocan placer”.
Ademas, considera que la atracción sexual siempre se desarrolla con base a diferentes estímulos individuales del medio. En este sentido todo el ser humano tiene parafilias o fetiches normales y saludables como sería un hombre que siente preferencia hacia las morenas por sobre las rubias, o hacia las altas por sobre las bajas, o viceversa. Estos patrones sexuales pueden incluir no solo aspectos físicos, sino objetos como ropa, lencería o uniformes.
El fetiche sexual clínicamente no es considerado como una práctica ofensiva; se considera así sólo en caso de provocar daños, malestares o problemas significativos a la persona que gusta de ello o a terceros; cuando sucede esto puede ser considerado como un trastorno patológico, es decir; cuando se sobrevalora uno de estos objetos individuales como por ejemplo, los zapatos.

Lustrar botas; lo que mejor se hacer 
Lamebotas, es como se nombra vulgarmente a quienes presentan atracción y sienten satisfacción ante cierto tipo de calzado; el retifismo específicamente, hace referencia al placer sexual que provocan las botas industriales. Es una conducta donde se mezclan aspectos de sumisión y poder; su verdadero placer es servir a alguien.
Imagen Ilustrativa

Ser sumiso y acatar órdenes, para Román Álvarez es totalmente normal y común, ya que asegura sentir gran placer desde la adolescencia ante un par de botas industriales.

“La excitación que me provocan los zapatos, sobre todo las botas es algo que ha estado presente desde la adolescencia, recuerdo que algunos de ms tíos usaban este tipo de calzado y cada vez que las veía no podía controlar las sensaciones que  me provocaban”.

En su afán de satisfacer sus deseos, hacía cualquier cosa con tal de conseguir un par de botas, sobre todo usadas; ya en su poder las miraba fijamente, después las olía profundamente para finalmente recorrer la lengua sobre ellas por toda la suela hasta llegar al empeine.
Álvarez asegura que únicamente le gusta lamer botas de hombres, “no siento mayor atracción por otro tipo de calzado, pues creo que ninguno me impone tanta autoridad como las botas”.

Durante el día atiende un pequeño negocio familiar y durante la noche disfruta el placer de servir y ser sumiso ante quien le imponga autoridad ya que asegura, la filia que el practica la ve de lo más común, ya que no causa daño a terceros por lo que recurrir con un especialista no lo considera necesario, únicamente la ida que cruza por su cabeza es que lo descubran su familia y amigos y lo juzguen por desconocer sobre tan basto tema.

La educación del Niño
De acuerdo con la página de la Sociedad Mexicana de Sexología Humanística e Integral, SOMESHI, las conductas e intereses de los niños tienden a definirse por las personas cercanas, intereses que se proyectan posteriormente. Sucede que a un niño le guste lo mismo que les gusta a las personas con las que se desenvuelve o por lo habitual del mismo entorno. 
Imagen Ilustrativa

La influencia no solo de la familia determina los gustos en los niños, también las amistades y niños de su edad influyen en sus prácticas y gustos configurando así una colección de filias; que en la niñez se evoca sobre un tipo de música, deporte o juegos, todas esas actividades son afines a  todos los miembros del grupo. Si bien puede ser un proceso positivo por la interacción entre gustos comunes, también puede llevar a la angustia de fingir gustos y preferencias para agradar al grupo sin que sean reales.
La tenencia de un objeto transicional es normal y sana en casi todos los seres humanos durante su niñez, pero en algunos casos se torna sexual. En todo caso la teoría del psicoanálisis considera que cualquier trauma infantil puede producir un impacto en el inconsciente que posteriormente se traduciría en una práctica neurótica o perversa; es la proyección de la libido.
 
Por su parte el psicoanálisis postula que los traumas infantiles pueden generar conductas patológicas posteriores, como la compulsión de repetición que podría explicar algunas filias.
Finalmente, las filias no deberían ser consideradas como una perversión, sino como asegura la psicóloga “es una práctica sexual para satisfacer deseos y es sana siempre y cuando no se afecte a la persona que la practica ni a otra que se vea involucrada”.



Publicado por José Manuel Reyes: @radioatlacomulc


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3 Comentarios :

Anónimo dijo...

Interesante pero muy largo y hasta cierto punto aburrido!

José Escamilla Ramírez dijo...

Muy interesante, un poco largo, sin embargo hay que cuidar un poco más la ortografía. Botas es con B no con V.

Anónimo dijo...

Muy interesante lo lei todo.