El movimiento católico Opus Dei ha profesionalizado el servicio doméstico y desde hace varios años ha instalado centros a los que acuden jovencitas a prepararse en las labores del hogar y servicios turísticos.
En este grupo de mujeres se recluta a las numerarias auxiliares, quienes permanecen célibes y son las trabajadoras domésticas de las casas, centros e instituciones de la “Obra de Dios”, en donde pasan toda su vida.
En estas academias las jovencitas llegan principalmente por recomendación de las ex alumnas, la mayoría entre 15 y 16 años, que provienen de los lugares marginados en donde la prelatura del Opus Dei realiza su apostolado.
La agrupación católica, que tiene como premisa santificarse a través del trabajo, desde el pasado 12 de junio inició la canonización de una trabajadora doméstica —la numeraria auxiliar Dora del Hoyo— que dedico su vida a atender centros del Opus Dei.
El trabajo de las numerarias auxiliares es considerado en el apostolado que realizan, como lo destacaba en sus ponencias su fundador Josemaría Escrivá de Balaguer, un servicio que no es humillante, pero “la persona que lo preste debe estar capacitada y profesionalmente preparada, la tarea de una empleada del hogar es como la de una profesora o un juez”.
Por eso en los institutos de esa organización, como el ubicado Atlacomulco, las jóvenes que ahí se capacitan realizan sus prácticas en el centro que renta el Opus Dei para convenciones, reuniones o foros, y son las encargadas de elaborar la comida, poner la mesa y realizar la limpieza.
En la Ciudad de México tienen el Instituto Profesional Yazkin, donde las alumnas aprenden cómo realizar las labores domésticas, mientras atienden a los numerarios que ahí viven.
Las aprendices
Dominga Ruiz, una numeraria auxiliar que vive en dicho instituto, comentó que ahí se les enseña a conocer “el textil, cómo se plancha cada prenda, la temperatura de las planchas y a usar todo tipo de maquinaria, como lavadoras”. Y también se les forma para que sean “buenas madres de familia” que “su casa sea un hogar alegre y lleno de luz”.
Antonia Mendoza, otra numeraria auxiliar, de manera sonriente explicó que su labor la ha realizado también en lo que denominan “administradoras”, que consiste en trabajar en casas siendo las responsables de la alimentación, el aseo, lavar y planchar.
Mendoza, que se formó en ese instituto, da clases de cocina a las alumnas para que aprendan diversas recetas.
Susana Ruiz, directora del Instituto Profesional en Hotelería Yazkin, señaló que las alumnas —actualmente 17— realizan una carrera técnica de 3 años, pero además se les forma “como buenas cristianas que influyan en sus ambientes”, abundó.
Para aceptarlas se les aplican exámenes psicométricos y se quedan ocho días en el instituto para que decidan si quieren quedarse. Generalmente, dijo Ruiz, llegan por recomendación de ex alumnas y provienen de Oaxaca, Puebla, Guerrero, Sinaloa y Morelos, así como de algunas zonas del Edomex (Atlacomulco y Chalco) y del DF (Iztapalapa).
A las numerarias auxiliares se les ha fomentado el ejemplo de Dora del Hoyo. Guadalupe Medina, con 33 años de ser numeraria auxiliar y quien atiende la “sala del plancheo”, comentó que convivió con la candidata a beata durante su estancia en Roma en una de las casas del Opus Dei y de ella admira su “don humano y preocupación por los demás, fue una gran mujer que ayudaba a todos, creaba ambiente de familia, siempre estaba con vocación de servicio. Me de inspiró confianza y deseo de entregarme”.
Algunas alumnas de esos centros son reclutadas por las propias numerarias del Opus Dei.
Eva María Miguel, de 21 años, que concluyó sus estudios hace una semana, comentó que su mamá tiene una estética en el Estado de México y las numerarias “le platicaron a mi mamá que podía asistir a la escuela que tenían. Primero me enviaron a la escuela que está en Atlacomulco y después me enviaron para acá”.
Eva María, la mayor de cuatro hermanos, agradece la oportunidad que “la Obra” le dio para estudiar y dijo que al concluir su formación buscará trabajo en hoteles, porque “me formé profesionalmente y moralmente”.
Camino a los altares
Salvadora Honorata del Hoyo Alonso (Dora) nació el 11 de enero de 1914, en Boca de Huérgano (León, España). Y a la edad de 31 años decidió “entregar su vida a Dios en celibato” por lo que solicitó ingresar al Opus Dei el 14 de marzo de 1946.
Algunas de las numerarias auxiliares que convivieron con Dora del Hoyo aseguraron que “no se contentaba con cumplir unos deberes en el lavadero o en la cocina, sino que empleaba sus talentos a fondo: desde decidirse a planchar las camisas de unos jóvenes universitarios con almidón —a la moda de los años 40— sin que nadie se lo pidiese, a preparar un plato especial sin apenas medios económicos. Mantener limpias unas sartenes o servir la mesa eran para ella era una ocasión de amar”.
Para el Opus Dei, Dora es un ejemplo para las mujeres actuales que ven en el “trabajo de la casa una verdadera profesión. Una ayuda en el cielo para afrontar los mil avatares diarios que conlleva la gestión y atención del hogar, de las personas”.
La primera numeraria auxiliar falleció el 10 de enero de 2004 y sus retos mortales fueron trasladados a Santa María de la Paz, en la sede central del Opus Dei en Roma. Y se encuentran depositados en una lateral de la cripta, junto a la tumba del prelado Álvaro del Portillo, de quien también se busca su canonización y bajo el altar donde reposan los restos del santo Josemaría Escrivá de Balaguer.
Publicado por el Centro de Noticias de Radio Atlacomulco: @radioatlacomulc
Con Información del Diario Milenio
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