Una tradición referente al día de muertos que se celebra en el Estado de México y que ha perdurado a pesar de las prácticas extranjeras que se han adoptado como propias (como los disfraces por ejemplo) es la realizada en Santiago Chimalpa en el municipio de Chiautla, en donde no se prepara pan con levadura durante todo el mes de octubre y los días 1 y 2 de noviembre son de duelo total.
Para los habitantes de esta comunidad el día de muertos “es una fecha que tiene que ser luctuosa debido a que los difuntos merecen respeto, ese día no se prende televisión ni radio, no se come carne y los niños no juegan” comentó Josué Romero, fiel admirador de esta tradición que asegura que no ha sido fácil mantenerse debido a la influencia extranjera en las nuevas generaciones.
Durante octubre las misas se hacen diariamente como ofrecimiento a las personas fallecidas; en la ultima semana de este mes los niños se reúnen por las noches para salir a cada hogar coreando esta singular melodía “Quiero mi conejo, quiero mi tamal, porque Pancho el terco no me quiso dar…” con este cantico hacen referencia al pan que cocina cada familia que se prepara para recibir a sus difuntos con las tradicionales ofrendas.
Finalmente el día 3 de noviembre, lo ofrendado en cada hogar se levanta y los niños son los encargados de llevar a sus padrinos los panes preparados por sus familias y que fueron colocados en las ofrendas, esto realizado como símbolo de convivencia entre los vivos.
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