A 169 años de su muerte, recordamos la figura de Leona Vicario (1789-1842),
mujer que fue una de las piezas clave para la consolidación del México
independiente, y ya que no hubo grandes menciones acerca de su aniversario
luctuoso, les daremos una breve reseña de su vida.
Heroína
de la Independencia, nacida en la ciudad de México. Huérfana muy niña, quedó al
cuidado de un tío, Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, abogado en cuyo
despacho trabajaba Andrés Quintana Roo.
Al
estallar la Guerra de Independencia, Leona Vicario se dedicó a informar a los
insurgentes de todos los movimientos que podían interesarles y que ocurrían en
la capital. También, con sus bienes, ayudaba a la causa libertaria.
Intentó
persuadir a los mejores armeros vizcaínos para que se unieran a los partidarios
de la Independencia. Por ello, y al negarse a descubrir a sus cómplices, se le
aprisionó en el convento de Belén de las Mochas.
Se
le mantuvo presa en el mismo Colegio de Belén, hasta que el 23 de abril 1813,
le liberaron un grupo de caballeros bajo el mando de Andrés Quintana Roo, quién
la mantuvo oculta por unos días y forzó más tarde su salida de la capital,
simulando ser arrieros. Leona, con la cara y los brazos pintados de negro, y
unas cuantas mujeres, vestidas también de negro, marchaban sentadas sobre unos
huacales. Los cueros y las hortalizas, al parecer, iban cargados de tinta de
imprenta, además de letras y moldes de madera para la confección del periódico
de los rebeldes. Empeñada en seguir colaborando con la insurgencia, huyó de la
capital con destino al campamento de Tlalpujahua. En mayo de ese mismo se casó
con Andrés Quintana Roo.
En la
ciudad de Oaxaca, recién liberada por José
María Morelos, se encontró con el resto de sus amigos, entre ellos
Carlos María de Bustamante, quien escribió a Morelos contándole las aventuras
de la joven. Se conocen las cartas que el líder insurgente envió a Leona desde
Chilpancingo; preocupado por su situación, decidió recompensarla con una
asignación económica en nombre del Supremo Congreso, más tarde ratificada y
aprobada por el propio Congreso, el 22 de diciembre de 1813.
Siguiendo al Congreso que,
forzado por la persecución de los realistas, peregrinó de una población a otra
a lo largo de 1814 y gran parte de 1815, se mantuvo Leona acompañando a su
marido, éste en condición de diputado y enseguida vicepresidente y presidente
en funciones de la asamblea popular, mientras se elegía generalísimo a Morelos,
se proclamaba la Independencia de la América mexicana y se daba a conocer en Apatzingán,
el texto completo de la Constitución de México. Leona siguió colaborando y
trabajó en la confección de los periódicos que se publicaban gracias al impulso
de Quintana Roo: El Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano.
Finalmente, capturado y
muerto José María Morelos y disuelto el Congreso por las propias facciones
insurgentes enfrentadas, Leona y su marido se escondieron en la zona de
Michoacán, rechazando los repetidos indultos que les llegaban desde la capital,
donde su tío Agustín Pomposo seguía con pesadumbre y resignación las peripecias
de su sobrina, tratando de influir primero en el ánimo del general Calleja y
más tarde en el virrey Ruiz de Apodaca.
Delatados en 1817, Leona fue
capturada en una cueva, junto a Achipixtla, cuando acababa de dar a luz su
primera hija. En esta ocasión, la petición de clemencia en favor de su esposa
formulada por Quintana Roo, que prometió entregarse, fue aceptada por el
virrey. De este modo se acogieron a su indulto y fueron confinados en la ciudad
de Toluca, donde permanecieron en completo retiro hasta 1820.
En julio de este año se
celebró en Toluca el feliz acontecimiento de la jura de la Constitución de
Cádiz, con cuyo motivo escribió Leona Vicario un poema titulado La libertad
y la tiranía. En agosto de este mismo año regresaron a la ciudad de México
y, consumada la independencia y en compensación por la pérdida de sus bienes
familiares, el Congreso de la República concedió a Leona Vicario, en la sesión
celebrada el 8 de agosto de 1823 y como respuesta a la representación elevada
por ella misma, una liquidación en metálico y una hacienda de labor, pulque y
ganado llamada Ocotepec, en los llanos de Apam, además de tres casas en la
ciudad de México.
En 1827 el Congreso del Estado
de Coahuila y Texas acordaron que la villa de Saltillo se denominase en
adelante Leona Vicario, constando en el expediente de concesión la respuesta
agradecida de "la mujer fuerte de la Independencia" como ya era por
entonces conocida.
Murió
en su ciudad natal el 21 de Agosto de
1842.
Una
heroína mexicana que mostró valentía en todo momento, sin desesperar, creyendo
siempre en los ideales que deseaban consolidar una nación independiente.
Fuente:
Diccionario
Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México.
Para Radio Atlacomulco: @CarminaResendis
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