miércoles, 31 de agosto de 2011

A 169 años de su muerte, recordamos la figura de Leona Vicario (1789-1842), mujer que fue una de las piezas clave para la consolidación del México independiente, y ya que no hubo grandes menciones acerca de su aniversario luctuoso, les daremos una breve reseña de su vida.

Heroína de la Independencia, nacida en la ciudad de México. Huérfana muy niña, quedó al cuidado de un tío, Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, abogado en cuyo despacho trabajaba Andrés Quintana Roo.

Al estallar la Guerra de Independencia, Leona Vicario se dedicó a informar a los insurgentes de todos los movimientos que podían interesarles y que ocurrían en la capital. También, con sus bienes, ayudaba a la causa libertaria.

Intentó persuadir a los mejores armeros vizcaínos para que se unieran a los partidarios de la Independencia. Por ello, y al negarse a descubrir a sus cómplices, se le aprisionó en el convento de Belén de las Mochas.

Se le mantuvo presa en el mismo Colegio de Belén, hasta que el 23 de abril 1813, le liberaron un grupo de caballeros bajo el mando de Andrés Quintana Roo, quién la mantuvo oculta por unos días y forzó más tarde su salida de la capital, simulando ser arrieros. Leona, con la cara y los brazos pintados de negro, y unas cuantas mujeres, vestidas también de negro, marchaban sentadas sobre unos huacales. Los cueros y las hortalizas, al parecer, iban cargados de tinta de imprenta, además de letras y moldes de madera para la confección del periódico de los rebeldes. Empeñada en seguir colaborando con la insurgencia, huyó de la capital con destino al campamento de Tlalpujahua. En mayo de ese mismo se casó con Andrés Quintana Roo.

En la ciudad de Oaxaca, recién liberada por José María Morelos, se encontró con el resto de sus amigos, entre ellos Carlos María de Bustamante, quien escribió a Morelos contándole las aventuras de la joven. Se conocen las cartas que el líder insurgente envió a Leona desde Chilpancingo; preocupado por su situación, decidió recompensarla con una asignación económica en nombre del Supremo Congreso, más tarde ratificada y aprobada por el propio Congreso, el 22 de diciembre de 1813.

Siguiendo al Congreso que, forzado por la persecución de los realistas, peregrinó de una población a otra a lo largo de 1814 y gran parte de 1815, se mantuvo Leona acompañando a su marido, éste en condición de diputado y enseguida vicepresidente y presidente en funciones de la asamblea popular, mientras se elegía generalísimo a Morelos, se proclamaba la Independencia de la América mexicana y se daba a conocer en Apatzingán, el texto completo de la Constitución de México. Leona siguió colaborando y trabajó en la confección de los periódicos que se publicaban gracias al impulso de Quintana Roo: El Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano.

Finalmente, capturado y muerto José María Morelos y disuelto el Congreso por las propias facciones insurgentes enfrentadas, Leona y su marido se escondieron en la zona de Michoacán, rechazando los repetidos indultos que les llegaban desde la capital, donde su tío Agustín Pomposo seguía con pesadumbre y resignación las peripecias de su sobrina, tratando de influir primero en el ánimo del general Calleja y más tarde en el virrey Ruiz de Apodaca.

Delatados en 1817, Leona fue capturada en una cueva, junto a Achipixtla, cuando acababa de dar a luz su primera hija. En esta ocasión, la petición de clemencia en favor de su esposa formulada por Quintana Roo, que prometió entregarse, fue aceptada por el virrey. De este modo se acogieron a su indulto y fueron confinados en la ciudad de Toluca, donde permanecieron en completo retiro hasta 1820.

En julio de este año se celebró en Toluca el feliz acontecimiento de la jura de la Constitución de Cádiz, con cuyo motivo escribió Leona Vicario un poema titulado La libertad y la tiranía. En agosto de este mismo año regresaron a la ciudad de México y, consumada la independencia y en compensación por la pérdida de sus bienes familiares, el Congreso de la República concedió a Leona Vicario, en la sesión celebrada el 8 de agosto de 1823 y como respuesta a la representación elevada por ella misma, una liquidación en metálico y una hacienda de labor, pulque y ganado llamada Ocotepec, en los llanos de Apam, además de tres casas en la ciudad de México.

En 1827 el Congreso del Estado de Coahuila y Texas acordaron que la villa de Saltillo se denominase en adelante Leona Vicario, constando en el expediente de concesión la respuesta agradecida de "la mujer fuerte de la Independencia" como ya era por entonces conocida.
Murió en su ciudad natal el 21  de Agosto de 1842.

Una heroína mexicana que mostró valentía en todo momento, sin desesperar, creyendo siempre en los ideales que deseaban consolidar una nación independiente.

Fuente:
Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México.


Para Radio Atlacomulco: @CarminaResendis

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